lunes, 25 de julio de 2016

El recuerdo de un gran cariño

Por: Alberto Adato Menache, Mérito Filatélico, asociado del Círculo Filatélico del Cerro

Mi tío abuelo vivió con nuestra familia durante los últimos 40 años de su vida. Nunca le gustó contar sus comienzos en Cuba ni los trámites que hizo para llegar a esta isla, procedente de México. Era muy parco en sus comentarios sobre sus años anteriores a su llegada a Cuba.


Tampoco se dedicó a contar sobre sus orígenes, aunque eso se deducía fácilmente por su peculiar forma de hablar, que nos recordaba el hablar de los artistas de las viejas películas mexicanas que tanto nos gustaban ver.

Cuando ocurrió su fallecimiento, tomamos la decisión de abrir la vieja caja, la que él celosamente guardaba porque decía que allí estaban sus recuerdos más preciados, y así dar cumplimiento a su última voluntad.

Dejamos pasar unos días por respeto. Así lo hicimos y grande fue nuestra sorpresa al encontrar casi vacíala caja donde guardaba sus secretos.

No había prácticamente nada. La simple caja solamente contenía un sobre con dos papeles. Uno que tenía un sello de correos pegado y otro papel donde se hacía referencia al sello.

El sello en cuestión era de Cuba, nuestro país: tenía un bello color rojo-naranja y contenía los siguientes elementos: lo encabezaba el nombre de República de Cuba, debajo en letras más pequeñas las palabras Entrega inmediata y un valor impreso de diez centavos en su parte superior izquierda. En su parte central majestuoso se alzaba un templo azteca y debajo decía: Templo de Quetzalcoatl MEXICO.

Según supimos, este sello formaba parte de una emisión postal que se hizo el 13 de octubre de 1937 en pro de la Asociación de Escritores de América, integrada por un sello de cada país americano.

En la nota escrita en el otro papel se podía leer: “Al llegar a este país, lo primero que me encontré fue este sello, que según supe después correspondía al primer sello impreso en Cuba que recordaba a su hermana República de México y lo tomé como un símbolo de buen augurio para la nueva vida que comenzaba con mi familia de Cuba¨.

¨Siempre pensé que un gran cariño como el que le tenia y que siempre le tendría a México no requería de un mayor tamaño que el de ese sello postal con el cual se demostraba el respeto de Cuba por México y su pueblo y que en tantas ocasiones he podido observar en las relaciones entre ellos¨

A continuación mi abuelo hacía referencia a una bien guardada colección de sellos- que nunca pudimos encontrar-que fueron de muchos años y de numerosas temáticas como lo son los animales, las flores, las bellas ciudades, los ferrocarriles, los deportes, y que no dejaron de incluir a próceres mexicanos, como lo fue, entre otros, Don Benito Juárez.

¡Quién nos iba a decir que un pequeño pedacito de papel significaría tanto para mi abuelo!





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