domingo, 9 de abril de 2017

El cohete postal cubano y el Cerro habanero



Por Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia y Presidente del Círculo Filatélico del Cerro

Tomás Terry, promotor del cohete postal cubano
Mucho se ha escrito y hablado sobre el experimento del cohete postal cubano en lo que respecta al lugar de Cuba entre los países que han producido materiales postales y filatélicos sobre la llamada cosmonáutica. Sin embargo, un acontecimiento tan trascendental como éste también es importante en la historia comunitaria. Por ello es necesario conocer cómo está vinculado con lo que ahora es el Municipio Cerro, pero que en la época del cohete era simplemente El Cerro.


Así que, veamos que sucedió.

Debido al rápido surgimiento de líneas postales aéreas, a fines de la década del 20 e inicios de la década del 30 del siglo pasado, muchas personas en diferentes partes del mundo hacían ensayos para transportar la correspondencia por medio de proyectiles o cohetes.

Lógicamente, la novedad atrajo la atención de muchos filatelistas, sobre todo de aquellos que se especializaban en la aerofilatelia o filatelia dedicada al correo aéreo. Según se conoce, entre los pioneros de esta nueva modalidad estuvo el ingeniero austriaco Friedrich Schmiedl, quien realizó varios experimentos al respecto, destacándose  el vuelo de un cohete experimental entre Schöckl y St. Radegund, con 102 piezas de correo y el de Schöckl a Kaite Rinne en abril de 1931.

Sin embargo, al no contar con el apoyo de las autoridades postales de su país, ambos  experimentos se convirtieron en un empeño particular, a pesar de que en la época los materiales transportados fueron vendidos como originales a los coleccionistas.

Otro que recorriera un camino similar fue Gerhard Zucker, quien viajó por toda Alemania entre 1931- 33 mostrando un cohete de su invención y alegando que podía ser usado para transportar correo.

En 1934 logró que las autoridades postales inglesas aceptaran probar y en julio de 1934 se preparó su cohete para lanzarlo sobre las islas de Harris y Scarp, en Escocia. El mismo llevaba 1,200 sobres pero para desgracia de Zucker, el cohete explotó y destruyó gran parte de la carga y con ella los sueños del alemán.

 Mejor suerte tuvo Stephen Smith,   Secretario de la Sociedad India de Correo Aéreo, quien realizó 16 vuelos de cohetes entre el 23 de marzo y el 29 de junio de 1935. Los ingenios  fueron aportados por la Compañía Oriental de Fuegos Artificiales de Calcuta y sirvieron para transportar cubiertas con pegatinas especiales sobre el vuelo, cigarros, medicinas, cepillos dentales y hasta uno llevó una gallina y un pollo.

Pero no hay constancia de que dichos vuelos fueron oficialmente auspiciados por las autoridades postales de ese gran país ni se emitiera oficialmente ningún sello de correos para franquear la correspondencia transportada en esos experimentos.

No obstante, para conmemorar esa actividad,    en 1992 el gobierno indio emitió un sello en honor de S. Smith en el  cual lo llama “creador del correo por cohetes en la India”.
Es conocido que al término de la Segunda Guerra Mundial los adelantos en materia de cohetería que lograran los alemanes pasaron, en gran parte, a los Estados Unidos de América.

Es así como en 1959 las autoridades postales de ese país solicitan el apoyo de la Marina para llevar a cabo un experimento de cohete postal, que ellos denominaron “Missile mail” o “correo por cohetes”.

El primero reportado se realizó el 8 de junio de 1959 cuando el submarino USS Barbero disparara un cohete del tipo Regulus, cuya cabeza nuclear fuera remplazada anteriormente por dos contenedores con materiales del Departamento Postal de los Estados Unidos.

El lanzamiento se produjo en el área de la Estación Aeronaval Auxiliar de Mayport, Estado de la Florida y el cohete llegó a su objetivo 22 minutos después.  La correspondencia que transportó fue enviada a la estación postal de Jacksonville, Florida, para darle el camino que correspondía.

Además, las autoridades postales emitieron unas 3, 000 piezas postales que enviaron a la oficina postal a bordo de submarino las cuales fueron enviadas al Presidente de los Estados Unidos, funcionarios del gobierno y a los Directores de Correos de los miembros de la Unión Postal Universal.

 Como es de esperar, este acontecimiento recibió toda la divulgación necesaria y en  diferentes eventos internacionales pasó a ser considerado como el primer correo oficial por cohete en el mundo.

Sin embargo….. desde los años 30 del siglo pasado los filatelistas cubanos también quisieron que nuestro país incursionara por este novedoso procedimiento y luego de numerosas gestiones a diferentes instancias gubernamentales lograron el apoyo necesario.

La Comisión del Club Filatélico de Cuba fue presidida por el Dr. Tomás Terry, contando con el Dr.  Ernesto Bello como  secretario, y los señores René Ferrán, Edelberto de Carrerá, Rafael García, Richard Milián y José A. Martínez como miembros.

Así logran que   en 1939 el Secretario de Comunicaciones de Cuba solicitara autorización al Secretario de Defensa, Dr. Domingo F. Ramos,  para llevar a cabo un experimento postal con cohete. Recibió la autorización mediante comunicación del 14 de septiembre de 1939.

Según reza, “Pasado a informe del señor Ayudante General del Ejército constitucional, éste significa que no hay inconveniente alguno en acceder a lo solicitado, siempre que su ensayo no constituya un peligro para persona alguna”.  [1]

Entonces se emite un sello de correo aéreo en 1939 para conmemorar dicha prueba y además para franquear la correspondencia que se transportó en ese experimento, lo que da toda la legalidad y oficialidad a ese primer vuelo de cohete postal en Cuba.

Este sello fue una sobrecarga sobre el sello de 10 centavos emitido en 1932 para correo aéreo internacional, con cambio de color pues éste es verde, que decía “Experimento del COHETE POSTAL año de 1939”, en tinta negra.

Por su parte, el Club Filatélico de Cuba preparó un cachet para ponerlo a todos los sobres que se transportaran en el primer vuelo del cohete. El mismo era rectangular, tenía una vista del campo cubano con la palma real al frente y el cohete sobrevolándolo, además de “Primer experimento del cohete postal en la América latina”

Cubierta transportada en el vuelo del cohete postal cubano. De la colección del autor
 Luego de  pruebas iniciales, el pequeño y rústico cohete cubano, patrimonio del   Museo Postal Cubano para la admiración de todos los interesados, voló en los terrenos del antiguo Casino Deportivo, en la barriada de Palatino,Cerro, La Habana, el 15 de octubre de 1939,  y consumó el primer correo oficial  por   cohete postal.

En esa oportunidad transportó 500 cubiertas con el cachet del Club filatélico de Cuba, en color negro y 50 en color violeta.

Costó trabajo que se reconociera esta primacía cubana hecha veinte años antes del vuelo del Regulus pero, al menos en los documentos de reconocido prestigio para los filatelistas la verdad se fue abriendo paso.

Por ello, por citar solo dos  fuentes,   el catálogo Sanabria, especializado para materiales  de correo aéreo, edición 1954-55, cinco años antes   del vuelo del Regulus, ya lo reconocía. Al  describir el sello emitido por Cuba a ese fin dice, “Usado en el primer  vuelo de cohete experimental en América Española, hecho en La Habana bajo los auspicios del Club Filatélico de Cuba y del Departamento de Comunicaciones”.

Por su parte, el Catálogo del Correo Aéreo Americano, edición de 1950, nueve años  antes del experimento del submarino Barbero, así lo describe: “En el otoño de 1939 se hicieron extensos experimentos en Cuba para demostrar la posibilidad del correo por cohete. Esas pruebas se hicieron bajo la supervisión del Dr. Tomás Ferry y un Comité que representa al “Club Filatélico de la República de Cuba”.

“El Departamento cubano de correos expresó aprobación e interés en esos experimentos al emitir un sello especial para la ocasión, convirtiéndose en el primer gobierno que reconoce oficialmente los experimentos con cohetes postales. Se hicieron varias pruebas antes del lanzamiento oficial que tuvo lugar el 15 de octubre de 1939.”  [2]  

Como se puede apreciar, sin tantos bombos y platillo como  se hiciera con el cohete estadounidense veinte años después, el cubano, con el apoyo oficial y postal de su gobierno, pudo hacerse realidad. 

Y allí, también callado pero marcando la historia, nuestro modesto Palatino del Cerro fue el lugar de donde salió ese maravilloso objeto volador que reiteramos se puede apreciar en los salones de exposición del Museo Postal Cubano.

Como se aprecia, la historia de nuestro pequeño territorio se fue construyendo con o sin intención, pero sin dudas resulta bastante interesante para las generaciones actuales y consideramos que también servirá para las futuras. Por ello, consideramos que es meritorio echar una ojeada a la contribución que hiciera un selecto grupo de  personas al desarrollo de nuestro Cerro.



[1]  Revista Filatelia Cubana, año 13, número 1, enero-abril 1978, pag. 47

[2] American Air Mail Catalogue, Edición 1950, Vol II, Página 1033



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