viernes, 3 de noviembre de 2017

¿Vamos a disfrutar de un buen vino?



Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012 y Presidente del Círculo Filatélico Cerro
Esta es una expresión frecuente que se ha escuchado en todas las partes del mundo, fundamentalmente en Europa y países de otros continentes con tradición en la producción de este maravilloso líquido proveniente del zumo de la uva.
Con sus particularidades, se conoce que desde el período neolítico se fabricaba vino en las regiones que hoy ocupan Armenia, Georgia e Irán, pasando el conocimiento y la actividad posteriormente a regiones tan disímiles como Grecia, Egipto y China.

Lo cierto es que alrededor de un 65% de la producción mundial de uvas actualmente se dedica a la producción de vino a nivel mundial. Este importante líquido se obtiene de la fermentación alcohólica del zumo de la uva y su calidad no solo depende de la   materia prima que se utilice, sino   también de otros factores como  el clima, la latitud, la altura y la hora del día del lugar donde se produce.

La principal variedad de uvas usada para este destino es la conocida como la Vitis vinifera, aunque en determinados países procesan las variedades Vitis labrusca y Vitis rupestris.
Generalmente hay dos criterios principales para la clasificación de los vinos: el geográfico, que es el que predomina particularmente en Francia y en general en Europa, y el otro es de viduño, por el tipo de uva utilizado en su fabricación,  que se utiliza en los regiones y países que se sumaron posteriormente a la comercialización vinícola, tales como California, en los Estados Unidos, Sudáfrica o Nueva Zelanda.
El viduño es la palabra que se utiliza en nuestro idioma para identificar las diversas variedades de la vid utilizada en la producción de vinos. También puede utilizarse la palabra cepa. Por ejemplo, en la variedad Vitis vinifera tenemos subvariedades como viura, cabernet sauvignon, zinfandel y otras con las cuales nos identifican el tipo de vino que nos ofrecen para degustar.
Esta diferencia motiva que en las cartas europeas nos encontremos los vinos clasificados como blancos, tintos y rosados. Una vez seleccionado el color, generado por el tipo de uva utilizada para la producción del zumo, se pasa a la selección de la bodega, que, por lo general, se corresponde a una región geográfica determinada, tal como el tinto de Rioja, en España.


El vino tinto procede del zumo de uvas tintas, especialmente por el procesamiento de los hollejos de las uvas que son los que contienen la mayor cantidad de colorante. Para la fabricación de estos vinos se utiliza el método de prensado de la materia prima, que consiste en pasar las uvas por una prensa que además sacar el zumo, facilita el paso de los hollejos que dan el color adecuado al líquido que se quiere producir. Una cantidad inferior de los mismos permite hacer un vino con una tonalidad más ligera, los llamados rosados.

                             
Por su parte, para la fabricación del vino blanco se utiliza el método de aplastado, el cual consiste en poder sacar el zumo de la uva sin permitir que los hollejos se unan a la materia prima. De esa forma se impide que los colorantes de los mismos puedan influenciar en el resultado final, además de utilizar subvariedades de uva de coloración blanca, no roja o morada. 


La maduración del vino se hace en barricas de roble, bien europeo o americano. Según el tiempo que permanezca en esos envases y también influyendo el tipo de roble utilizado, serán las  variedades del producto final.
Por su parte, en los últimos países incorporados a la producción de vinos, en especial en los Estados Unidos, el énfasis se pone en el viduño de donde procede el producto.
En realidad, cuando se puede conocer el viduño de donde procede el vino, más la bodega que lo produjo y la región geográfica donde está situado, se puede tener una idea completa del producto que nos están ofreciendo y su calidad.
Claro, el mundo del vino es tan grande como el nuestro. Por ello no es nuestra intención abarcarlo todo. Fermentación, maduración, composición del vino y del mosto, sabor y aroma, degustación y cata, envase, transportación, y muchos más aspectos completarían el conocimiento   de este gran amigo del hombre. Lo dejamos como tarea a quienes realmente se interesen por ampliar su educación al respecto, solo queríamos incitarlos a hacerlo.

Nos satisface haber podido presentarlo a través de la filatelia pues de la misma forma que esta bebida acompañó a los cristianos en las catacumbas de Roma y ha estado presente tanto en importantes cortes reales como en las humildes moradas campesinas de diferentes partes del mundo, la filatelia lo ha recogido en importantes emisiones postales.
Por ello, vamos a compartir  un buen vino. ¡Y que lo disfrute!

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