Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012

Pero la
visita se hace más grata cuando se comienzan a apreciar los gordos tinajones de
barro en diferentes puntos de la ciudad y algún que otro lugareño, al ver la
presencia del foráneo, le dice que quien bebe agua de tinajón se queda en el
Camagüey.