Por Juan Hernández
Machado, Premio Nacional de Filatelia y Presidente del Círculo Filatélico del
Cerro
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Tomás Terry, promotor del cohete postal cubano |
Mucho
se ha escrito y hablado sobre el experimento del cohete postal cubano en lo que
respecta al lugar de Cuba entre los países que han producido materiales
postales y filatélicos sobre la llamada cosmonáutica. Sin embargo, un
acontecimiento tan trascendental como éste también es importante en la historia
comunitaria. Por ello es necesario conocer cómo está vinculado con lo que ahora
es el Municipio Cerro, pero que en la época del cohete era simplemente El
Cerro.
Así
que, veamos que sucedió.
Debido
al rápido surgimiento de líneas postales aéreas, a fines de la década del 20 e
inicios de la década del 30 del siglo pasado, muchas personas en diferentes
partes del mundo hacían ensayos para transportar la correspondencia por medio
de proyectiles o cohetes.
Lógicamente,
la novedad atrajo la atención de muchos filatelistas, sobre todo de aquellos
que se especializaban en la aerofilatelia o filatelia dedicada al correo aéreo.
Según se conoce, entre los pioneros de esta nueva modalidad estuvo el ingeniero
austriaco Friedrich Schmiedl, quien realizó varios experimentos al respecto,
destacándose el vuelo de un cohete experimental
entre Schöckl y St. Radegund, con 102 piezas de correo y el de Schöckl a Kaite
Rinne en abril de 1931.
Sin embargo, al no contar con el apoyo de las
autoridades postales de su país, ambos
experimentos se convirtieron en un empeño particular, a pesar de que en
la época los materiales transportados fueron vendidos como originales a los
coleccionistas.
Otro que recorriera un camino similar fue Gerhard
Zucker, quien viajó por toda Alemania entre 1931- 33 mostrando un cohete de su
invención y alegando que podía ser usado para transportar correo.
En 1934 logró que las autoridades postales inglesas
aceptaran probar y en julio de 1934 se preparó su cohete para lanzarlo sobre
las islas de Harris y Scarp, en Escocia. El mismo llevaba 1,200 sobres pero
para desgracia de Zucker, el cohete explotó y destruyó gran parte de la carga y
con ella los sueños del alemán.
Mejor suerte tuvo Stephen Smith, Secretario de la Sociedad India de
Correo Aéreo, quien realizó 16 vuelos de cohetes entre el 23 de marzo y el 29 de
junio de 1935. Los ingenios fueron
aportados por la
Compañía Oriental de Fuegos Artificiales de Calcuta y
sirvieron para transportar cubiertas con pegatinas especiales sobre el vuelo,
cigarros, medicinas, cepillos dentales y hasta uno llevó una gallina y un
pollo.
Pero
no hay constancia de que dichos vuelos fueron oficialmente auspiciados por las
autoridades postales de ese gran país ni se emitiera oficialmente ningún sello
de correos para franquear la correspondencia transportada en esos experimentos.
No
obstante, para conmemorar esa actividad,
en 1992 el gobierno indio emitió un sello en honor de S. Smith en
el cual lo llama “creador del correo por
cohetes en la India”.
Es
conocido que al término de la
Segunda Guerra Mundial los adelantos en materia de cohetería
que lograran los alemanes pasaron, en gran parte, a los Estados Unidos de
América.
Es
así como en 1959 las autoridades postales de ese país solicitan el apoyo de la Marina para llevar a cabo
un experimento de cohete postal, que ellos denominaron “Missile mail” o “correo
por cohetes”.
El
primero reportado se realizó el 8 de junio de 1959 cuando el submarino USS
Barbero disparara un cohete del tipo Regulus, cuya cabeza nuclear fuera
remplazada anteriormente por dos contenedores con materiales del Departamento
Postal de los Estados Unidos.
El
lanzamiento se produjo en el área de la Estación Aeronaval
Auxiliar de Mayport, Estado de la
Florida y el cohete llegó a su objetivo 22 minutos
después. La correspondencia que
transportó fue enviada a la estación postal de Jacksonville, Florida, para
darle el camino que correspondía.
Además,
las autoridades postales emitieron unas 3, 000 piezas postales que enviaron a
la oficina postal a bordo de submarino las cuales fueron enviadas al Presidente
de los Estados Unidos, funcionarios del gobierno y a los Directores de Correos
de los miembros de la
Unión Postal Universal.
Como es de esperar, este acontecimiento
recibió toda la divulgación necesaria y en
diferentes eventos internacionales pasó a ser considerado como el primer
correo oficial por cohete en el mundo.
Sin
embargo….. desde los años 30 del siglo pasado los filatelistas cubanos también
quisieron que nuestro país incursionara por este novedoso procedimiento y luego
de numerosas gestiones a diferentes instancias gubernamentales lograron el
apoyo necesario.
La
Comisión
del Club Filatélico de Cuba fue presidida por el Dr. Tomás Terry, contando con
el Dr. Ernesto Bello como secretario, y los señores René Ferrán,
Edelberto de Carrerá, Rafael García, Richard Milián y José A. Martínez como
miembros.
Así
logran que en 1939 el Secretario de
Comunicaciones de Cuba solicitara autorización al Secretario de Defensa, Dr.
Domingo F. Ramos, para llevar a cabo un
experimento postal con cohete. Recibió la autorización mediante comunicación
del 14 de septiembre de 1939.
Según
reza, “Pasado a informe del señor Ayudante General del Ejército constitucional,
éste significa que no hay inconveniente alguno en acceder a lo solicitado,
siempre que su ensayo no constituya un peligro para persona alguna”. [1]
Entonces
se emite un sello de correo aéreo en 1939 para conmemorar dicha prueba y además
para franquear la correspondencia que se transportó en ese experimento, lo que
da toda la legalidad y oficialidad a ese primer vuelo de cohete postal en Cuba.

Por
su parte, el Club Filatélico de Cuba preparó un cachet para ponerlo a todos los
sobres que se transportaran en el primer vuelo del cohete. El mismo era
rectangular, tenía una vista del campo cubano con la palma real al frente y el
cohete sobrevolándolo, además de “Primer experimento del cohete postal en la América latina”
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Cubierta transportada en el vuelo del cohete postal cubano. De la colección del autor |
Luego de
pruebas iniciales, el pequeño y rústico cohete cubano, patrimonio
del Museo Postal Cubano para la
admiración de todos los interesados, voló
en los terrenos del antiguo Casino Deportivo, en la barriada de Palatino,Cerro,
La Habana,
el 15 de octubre de 1939, y consumó el
primer correo oficial por cohete postal.
En
esa oportunidad transportó 500 cubiertas con el cachet del Club filatélico de
Cuba, en color negro y 50 en color violeta.
Costó
trabajo que se reconociera esta primacía cubana hecha veinte años antes del
vuelo del Regulus pero, al menos en los documentos de reconocido prestigio para
los filatelistas la verdad se fue abriendo paso.
Por
ello, por citar solo dos fuentes, el catálogo Sanabria, especializado para
materiales de correo aéreo, edición
1954-55, cinco años antes del vuelo del
Regulus, ya lo reconocía. Al describir
el sello emitido por Cuba a ese fin dice, “Usado en el primer vuelo de cohete experimental en América
Española, hecho en La Habana
bajo los auspicios del Club Filatélico de Cuba y del Departamento de
Comunicaciones”.
Por
su parte, el Catálogo del Correo Aéreo Americano, edición de 1950, nueve
años antes del experimento del submarino
Barbero, así lo describe: “En el otoño de 1939 se hicieron extensos
experimentos en Cuba para demostrar la posibilidad del correo por cohete. Esas
pruebas se hicieron bajo la supervisión del Dr. Tomás Ferry y un Comité que
representa al “Club Filatélico de la República de Cuba”.
“El
Departamento cubano de correos expresó aprobación e interés en esos
experimentos al emitir un sello especial para la ocasión, convirtiéndose en el
primer gobierno que reconoce oficialmente los experimentos con cohetes
postales. Se hicieron varias pruebas antes del lanzamiento oficial que tuvo
lugar el 15 de octubre de 1939.” [2]
Como
se puede apreciar, sin tantos bombos y platillo como se hiciera con el cohete
estadounidense veinte años después, el cubano, con el apoyo oficial y postal de
su gobierno, pudo hacerse realidad.
Y
allí, también callado pero marcando la historia, nuestro modesto Palatino del
Cerro fue el lugar de donde salió ese maravilloso objeto volador que reiteramos
se puede apreciar en los salones de exposición del Museo Postal Cubano.
Como
se aprecia, la historia de nuestro pequeño territorio se fue construyendo con o
sin intención, pero sin dudas resulta bastante interesante para las
generaciones actuales y consideramos que también servirá para las futuras. Por
ello, consideramos que es meritorio echar una ojeada a la contribución que
hiciera un selecto grupo de personas al
desarrollo de nuestro Cerro.
[1] Revista Filatelia Cubana, año 13, número 1,
enero-abril 1978, pag. 47
[2]
American Air Mail Catalogue, Edición 1950, Vol II, Página 1033
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