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Foto tomada de Filatelia desde Cuba |
Desde
el surgimiento del primer sello de correos, el 6 de mayo de 1840 en Inglaterra,
las autoridades postales de los diferentes países han ofrecido múltiples
servicios destinados a satisfacer las necesidades de la población.
Uno
de los más interesantes, motivado por la necesidad de que la correspondencia se
trasladara con premura y al entonces poco desarrollo de la aviación fue el
correo por catapultas.
Veamos
cómo funcionaba.
Algunos
buques de línea de fines de la década del 20 del siglo XX fueron equipados con
un pequeño avión que, cargado con la correspondencia de los pasajeros y
autoridades del buque, era catapultado un día antes de que el mismo llegara a
su destino. A su regreso, el avión amarizaba al lado del buque y posteriormente
era subido a la embarcación con unas grúas.
De esa forma se ganaban 24 horas en la tramitación de la correspondencia
de cierta urgencia, si consideramos que una buena parte de los pasajeros de
esos buques trasatlánticos eran hombres de negocios.
El
servicio costaba aproximadamente tres veces lo que el franqueo normal de la
correspondencia, en dependencia del país que lo ofrecía. La correspondencia
llevaba un gomígrafo impuesto por la autoridad postal embarcada en el buque
correspondiente, con los datos del correo por catapulta, nombre del buque y
destino final del vuelo.
Francia
inició este servicio en agosto de 1928 con su trasatlántico Ile de France, que
procedía de los Estados Unidos. Un día antes de llegar a su destino lanzó el
pequeño avión usando la catapulta. Las cartas llevaron una sobretasa por valor
de 10 francos. Los sellos usados fueron preparados por el agente francés de
correo en Nueva York, Jules Cohen, quien hizo sobrecargar 900 sellos con la
imagen de Luís Pasteur, como el que ilustra la carta en esta foto.
Pero
realmente fueron las navieras alemanas las que más usaran este servicio
especial que ofrecían a todos los pasajeros de su propio país como a aquellos
que abordaron en puertos intermedios. Esto permite otra curiosidad, como se
puede apreciar en la foto siguiente, y es que la carta con sellos españoles, es
enviada desde la dependencia postal a bordo del buque alemán hasta su destino
final, los Estados Unidos.
Con
el desarrollo de la aviación, que permitió los vuelos intercontinentales, este
tipo de servicio desapareció, pero sin dudas, es muy interesante y para
nosotros los coleccionistas es una suerte que podamos contar aún con piezas que
fueron transportadas mediante este sistema.
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