viernes, 29 de abril de 2016

Conozcamos al Cerro a través de los sellos postales: el aporte de Rosalía Abreu

Cuadros de Menocal en sellos de correos cubanos
Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012 y Presidente del Círculo Filatélico del Cerro

El desarrollo de la barriada del Cerro, en la capital cubana, se debe, en buena medida, a la labor realizada desde diferentes sociedades y agrupaciones sociales que dieron vida a importantes manifestaciones de la cultura nacional, como la danza, la literatura y la oratoria; no solo en sus sedes sino que hicieron lo que hoy se denomina trabajo de extensión comunitaria.


Pero no todo el desarrollo educativo y cultural del Cerro salió de esas sociedades. Como ya se ha expuesto en otras ocasiones, parte del componente residencial de este territorio provenía de la aristocracia y de la burguesía local cuando el mismo se fue formando.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y casi la primera mitad del siglo XX, en las residencias de esas personas y también en las residencias de los profesionales e intelectuales de tendencia nacionalista, se organizaban las llamadas tertulias de contenido artístico y literario, las cuales fueron un fuerte componente en el desarrollo cultural del Cerro.

De aquellas familias de la burguesía residual se distinguió, sobre todo, doña Rosalía Abreu y Arencibia.

Al igual que su hermana Marta, Rosalía contribuyó a la causa independentista cubana durante el siglo XIX y legó fondos importantes a obras sociales de cardinal importancia.

Pero su personalidad ha trascendido, fundamentalmente, por haber sido dueña de la flamante residencia Las Delicias, conocida como Finca de los monos, ubicada en las calles Santa Catalina y Palatino de la barriada del Cerro y única gran construcción comenzada en el territorio en los inicios del siglo XX por una familia acaudalada.

Además de tener dentro de esta casa-finca una escuela para niños de la comunidad, Rosalía acumuló más de 40 especies diferentes de simios —lo que le ganó el nombre popular con el cual se conoce a la finca hoy en día— y otros animales de diversa índole.

A los diferentes tipos de guacamayos, canarios, papagayos, pavos reales, gallos japoneses, se unieron ciervos, osos, caballos, conejos, perros, gatos y hasta un pequeño elefante, con los cuales organizó un pequeño zoológico y se ocupó porque los niños que asistían a la escuelita conocieran la vida de los animales y la necesidad de protegerlos y cuidarlos.

La acaudalada señora se encargó que esos especímenes, además de servir como mascotas y para enseñar el cuidado de los animales a las nuevas generaciones, sirvieran para realizar profundos estudios científicos, en los cuales participaron destacados especialistas cubanos y extranjeros.

Por voluntad de Rosalía, a su fallecimiento, esta importante colección pasó a la Carnegie Institution de los Estados Unidos.

Su popular Finca de los monos, sirve hoy como Palacio de los Pioneros del Municipio Cerro, institución que da continuidad a las actividades culturales y educativas para los niños que Rosalía Abreu preconizó.

Desafortunadamente, aún no tenemos en la filatelia cubana la presencia de Rosalía directamente, aunque hay una pieza singular vinculada con ella.

La emisión de cuatro sellos para correo ordinario que se hiciera en 1990 para dar a conocer obras de arte que se encuentran en el Museo Nacional de Bellas Artes recoge la obra Las cuatro estaciones, que hiciera nuestro destacado artista de la plástica Armando García Menocal.

Los hijos de Rosalía Abreu fueron los que Menocal utilizó como modelos para hacer esta obra de arte.

Por eso se la dejamos para que pueda admirarla.





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