Por: Juan Hernández Machado, Premio
Nacional de Filatelia 2012 y Presidente del Círculo Filatélico Cerro
Cuántos
de nosotros no nos deleitamos de
pequeños con el famoso cuento “El flautista de Hamelin”, quien sacó las ratas
de dicha ciudad al ritmo de su flauta; pero sorprende saber que todo fue una leyenda
a partir de un hecho histórico.
Hamelin
es una pequeña ciudad cercana a Hannover, Baja Sajonia, Alemania, de donde el
26 de junio de 1284 se dice que salieron 130 niños detrás de un flautista y
nunca regresaron. Según la leyenda, el flautista los sacó como castigo porque
luego de haber sacado previamente a las
ratas de la ciudad, no quisieron pagarle por su trabajo.
Sin
embargo, según historias de emigración, reconstruidas luego de la Segunda Guerra
Mundial y basadas en una crónica escrita en 1370 por el monje Heinrich de
Hereford, el Obispo Conde Bruno de Schaumburg quiso construir una barrera en
Troppau a fin de evitar una posible invasión a Europa Central.
Troppau
se encontraba a diez millas de Hamelin y ese lugar fue uno de los principales
lugares de reclutamiento de jóvenes para el nuevo proyecto.
Como
las condiciones de vida en Hamelin no eran las mejores en ese momento y la
promesa hecha a quienes se mudaran para Troppau era dotarlos de tierra propia,
unas sesenta familias jóvenes se casaron en una ceremonia colectiva antes de ese
memorable día de junio de 1284.
¿Por
qué ese día? Porque era el día de San Juan y en medio de las danzas y abundante
bebida por la fiesta en su honor, fue el
mejor momento que se encontró para que las jóvenes parejas se trasladaran a su
nuevo destino en medio del jolgorio sin llamar tanto la atención.
Esos
jóvenes no desaparecieron en la montaña al ritmo de la flauta mágica, sino que
encontraron su futuro, que trasciende a nuestros días, en el área de Troppau.
Las
ratas nada tuvieron que ver con el éxodo, acontecimiento que se verificó
después de más de 300 años al comprobar que más de las primeras veinte familias
de Troppau tenían nombres idénticos a personas que habían residido
anteriormente en Hamelin.
Los
gobernantes de la ciudad mantuvieron la historia original en secreto y sin
constar en los records de la ciudad para que no se extendiera la noticia de la
pérdida de tantos buenos trabajadores y campesinos por la fundación de la nueva
ciudad.
No
podemos decir que esta curiosidad haya sido recogida ampliamente por la
filatelia universal, pero, al menos, la leyenda como tal que nos narraban
cuando éramos pequeños, quedó recogida en un sello postal emitido por la
entonces República Federal de Alemania en mayo de 1978.
Por
eso, al margen de la historia real, recuerde que si encarga algún trabajo debe
pagar por los servicios recibidos no vaya a ser que llegue algún flautista a
llevarse a sus muchachos como nos muestra ese bello sello postal alemán.
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