sábado, 3 de marzo de 2018

Un cubano iniciador del periodismo en Colombia



Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012  
 
Cuando se revisan las estrechas relaciones actuales entre los pueblos de Nuestra América, en ocasiones no se revisan los antecedentes de las mismas. Y nuestra historia recoge muchos momentos de ciudadanos de uno de nuestros países contribuyendo a aspectos importantes de otros, como contribución a la Gran América que el Libertador Bolívar quería que fuéramos.
Así sucede con Manuel del Socorro Rodríguez (1758-1819).
Socorro nació en Bayamo, cuna del himno nacional cubano, y habiendo quedado huérfano a edad temprana tuvo que realizar muchos oficios, entre ellos el de carpintero, para mantener a su familia. No obstante, sintió gran admiración por los libros, los cuales le propiciaron una gran cultura.

Fue de los osados que, aprovechando facilidades existentes en la época, solicito empleo al rey Carlos III, pero pidió que lo examinaran para comprobar sus calificaciones.

Esto se hizo en el colegio San Carlos donde fuera examinado en las materias de Humanidades y tal fue su resultado que el Mariscal de Campo, José de Ezpeleta, entonces Capitán General de la Isla de Cuba que había sido promovido a Virrey de Santa Fe de Bogotá, decidió que lo acompañara en la nueva tarea y le encomendó la dirección de una biblioteca allí.
Socorro, no obstante el apoyo que recibiera del representante español en el Nuevo Reino de Granada, como se conocía entonces a nuestra hermana hoy República de Colombia, puso el mayor empeño en el desarrollo de la tarea asignada y hacer todo lo posible por el avance de las letras en su nuevo país.
Así, en 1791 vio la luz el primer número del Papel Periódico  de Santa Fé de Bogotá, hecho que convierte al humilde bayamés en fundador del periodismo en nuestra hermana nación colombiana. Desde 1910  en el Salón de la Prensa                                 de Bogotá se encuentra la efigie de nuestro compatriota.
Nos complace saber también que Socorro no se limitó a sus deberes profesionales. No tuvo participación en las luchas independentistas cubanas del yugo español, pero pudo acompañar al prócer colombiano Antonio Nariño en su lucha por la independencia en su otra patria.
Se sabe que Socorro nunca superó el nivel humilde en que vivió y falleció en la buhardilla que lo acogió como vivienda dentro de la biblioteca bogotana donde tanto bien hiciera a Colombia, a Cuba y al mundo.

Por eso, sin pretenderlo, Socorro forma parte de la argamasa que sirve para unir a todos los profesionales del periodismo en nuestros países, y ¿por qué no?, a los países mismos que poco a poco se acercan para hacer cumplir el sueño del Libertador de América.

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