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Por: Alberto Adato Menache, Mérito Filatélico y
asociado del Círculo Filatélico del Cerro
La
unión que han mantenido los israelitas al paso de los siglos se ha debido
fundamentalmente a su religión. A través de su historia, los israelitas han
tenido dos Templos, el primero, que fue construido por el Rey Salomón,
aproximadamente en el año 960 antes de nuestra era, sobre el monte Moriá en
Jerusalén. Este santuario fue el centro de la vida religiosa y nacional del
pueblo judío y se le conoció como Santuario de Dios, Casa de la Elección, Casa de la
Morada.
Su
construcción duró siete años y en él fueron depositados definitivamente el Arca
del Pacto y los utensilios de culto religioso. Este primer santuario fue
destruido por los babilonios en 586 antes de nuestra era, año en que los judíos
fueron expulsados de Jerusalén.
Cuando
los judíos retornaron del exilio con la autorización de Ciro, rey de Persia, en
el año 538 antes de nuestra era, construyeron durante 23 años, en el mismo
sitio, un nuevo templo, más modesto que el anterior. En él se alojaba el Gran
Sanedrin. (especie de asamblea de ancianos).
El
monte donde estaba ubicado este segundo templo estaba rodeado por una muralla.
Su entrada miraba al este y en la misma había una gran explanada destinada a
las mujeres, desde la cual se subían 15 escalones en dirección al este para
llegar al área de los hombres. En su extremo occidental estaba el Santuario
Supremo.
El
rey Herodes extendió y embelleció este segundo templo entre los años 20-12 antes
de nuestra era, duplicándose la explanada exterior y agregando grandes
murallas, parte de las cuales constituyen el hoy llamado muro occidental o de
los Lamentos. En esa época iban en peregrinación a ese santuario los judíos de
toda la diáspora. Los romanos en el año 70 antes de nuestra era, destruyeron
este segundo templo al sofocar una rebelión judía.
Ambos
templos fueron destruidos un 9 del mes de Av., en diferentes años, fecha que
para los judíos no solo simboliza el día de la destrucción de esos centros
religiosos, sino del destierro del pueblo judío y la ruina de Eretz Israel. En
recuerdo de la destrucción del templo se observan distintas leyes y ayunos.
Desde
tiempos remotos el muro fue utilizado por los judíos para rezar ante él y
llorar la destrucción de Jerusalén y del templo. Sobre todo en las
conmemoraciones religiosas de Yom Kipur, Pesaj y 9 de Av, en que el número de
los piadosos frente al muro era mayor.
Los
musulmanes erigieron el Domo de la Roca en el área del segundo templo, después de su
destrucción. Una de las secciones de la muralla exterior que se conservó,
aparentemente, es un resto de la muralla construida por Herodes sobre los
restos de la del primer templo.
El
muro de los Lamentos, que en el idioma hebreo es conocido por “Hakotel
Hamalaravi” o sea “Muro occidental” tiene un largo de aproximadamente de 28 metros, o de 48 metros si se cuentan
las partes rodeadas de casas. Su alto es de 18 metros. La parte
pavimentada delante del muro, que sirve de oratorio, tiene 3,60 metros de
ancho.
Las
grandes piedras de la parte inferior del muro datan de la época de Herodes y
posiblemente hasta del primer templo. La parte superior la construyeron los
árabes. Debajo de esta se halla una capa de 2,20 metros de la época de Adriano.
Las piedras de esa capa no pasan de medio metro de largo, mientras las piedras
de la parte inferior tienen aproximadamente 1,50 metros de largo por un metro
de alto.
Existen
en la esquina sudoeste dos piedras con 4,50 metros de largo. Las piedras de
este muro descansan unas sobre otras sin cemento alguno que las adhiera, lo
cual ha permitido introducir pequeños papeles con plegarias entre sus rendijas
Más de la mitad del muro está debajo del actual nivel del suelo.
El
Muro de los Lamentos fue lugar sagrado de los judíos, utilizándose para sus rezos,
por la costumbre, no obstante encontrarse ubicado en terrenos de la mezquita
Aksa.
Las
autoridades religiosas musulmanas compraron la zona del muro en el siglo XII y
a su vera se fue formando un barrio pobre y hacinado, hasta que en el siglo XIV
el muro quedó frente a una estrecha callejuela de tres metros de ancho y 27 metros de largo. En el
siglo XIX diversos benefactores judíos intentaron, sin éxito, mejorar esas
condiciones.
A
partir de la declaración Balfour, el muro se convirtió en foco de luchas entre
los judíos y los árabes, que con el respaldo británico hacían todo lo posible
por interferir los rezos y las plegarias de los judíos.
Fueron
infructuosos los intentos judíos por comprar ese espacio, motivándose
diferendos mientras duró la ocupación británica que mantuvo el status quo que existía. Los judíos exigieron
su derecho al libre ejercicio de su culto en ese lugar.
Tras la caída de la ciudad vieja en poder de la Legión Árabe, el 28 de mayo
de 1948, se introdujo en el acuerdo de alto al fuego con los jordanos, un
inciso que permitía el acceso de los judíos al muro, el cual no fue respetado.
En junio 7 de 1967, en la
Guerra de los Seis Días, el muro pasó a manos de los judíos,
quedando ese día instituido como Yom Jerushalaim (28 de Iar). Las casas
levantadas junto al muro fueron demolidas, quedando al descubierto secciones que
habían quedado ocultas.
En
cuanto al aspecto religioso, se han compuesto plegarias especiales para
recitarlas frente al muro. Algunas de estas se conservan en diversas
colecciones, entre ellas la
Zicaron be – Yerushalayim de Yehuda Poliasto. Algunos
pensadores judíos han expresado:
- Que ese muro no se destruirá nunca
- Que la presencia divina nunca se apartaba del muro occidental del templo
Este
sitio histórico es visitado por judíos de todo el mundo tanto en invierno como
en verano y se les encuentra rezando frente a él tanto de noche como de día. La
muralla es actualmente considerada el lugar más sagrado para el pueblo judío,
si bien durante diversas épocas no fue un lugar de culto
Muchos
son los elementos postales, fundamentalmente del Estado de Israel, que recogen
esta importante pieza histórica, pero a nuestro gusto los más logrados son el
sello para correo ordinario y la hojita filatélica
que emitiera Israel en 1979 por la firma del acuerdo con Egipto.
Los
mismos nos presentan la pared occidental del muro y en una de sus hendijas, un
pedazo de papel que contiene una oración por la paz, esa paz que tanto necesita
la humanidad en todos sus confines y que todos debemos hacer lo que podamos
porque se logre algún día.
Referencias:
Enciclopedia Judaica Castellana
Enciclopedia de la Historia y la Cultura del Pueblo Judío
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