Por: Juan Hernández
Machado, Premio
Nacional de Filatelia 2012 y Presidente del Círculo Filatélico
Cerro
El Reino de Hawai (permaneció así hasta 1893 que se
convirtió en República y en 1898 fue anexada a los Estados Unidos) comenzó a
emitir sus propios sellos de correo en 1851.Se cuenta que la primera emisión (1851-52) fue hecha
por los misioneros que llevaron la fe cristiana a ese país; de allí el nombre
que posteriormente recibieran estos sellos, “Los misioneros de Hawai”.
En 1851 se emitieron tres sellos, con variación de
color azul, de 2, 5 y 13 centavos respectivamente, mientras que en 1852 se
emitió otro por valor de 13 centavos y también en color azul.
Los cuatro sellos se imprimieron en papel muy
ligero; su diseño colocaba el valor facial al centro del sello, no tenían marca
de agua y fueron hechas sin dentar. Por la relativamente poca cantidad de
sellos emitidos y por su proceso de impresión y diseño, de inmediato pasaron a
ser piezas destacadas buscadas por los filatelistas.
El sello de 2 centavos es el más raro, del cual se
conocen tres ejemplares en existencia, dos usados y uno nuevo, en buen estado.
Del sello de 13 centavos de 1851 se conocen dos ejemplares nuevos y siete
usados y de su homólogo de 1852, uno nuevo y tres usados.
Según el Catálogo Scott 2009, el valor del sello nuevo de 2 centavos se
estima en 660 mil dólares de Estados
Unidos.
La historia alrededor de estos sellos se remonta a
1882 cuando el coleccionista Gastón Leroux fue asesinado en París.
La policía efectuó el registro del lugar del crimen
y no faltaba ni dinero, ni joyas, ni otras propiedades importantes; solamente
en un álbum de los sellos de Hawai había un espacio vacío con la huella de una
charnela (pieza de papel especial con el cual se colocan los sellos en los
álbumes) donde debía estar el sello de 2
centavos de la emisión de los Misioneros.
En esa ocasión el sello ya estaba valorado en unas 400 libras esterlinas.
Las investigaciones policiales se dirigieron a los
lugares frecuentados por filatelistas y comerciantes filatélicos; allí salió
como sospechoso Héctor Giroux, quien había sido conocido del coleccionista
Leroux.
Durante tres meses los investigadores policiales se
relacionaron con Héctor y trataron diferentes temas filatélicos hasta que un
día les mostró, muy emocionado, su adquisición más valiosa: el Misionero de 2
centavos.
Ya detenido bajo sospechas, Héctor confesó haber
asesinado a Gastón Leroux quien siempre se negó a venderle el Misionero de 2
centavos que era el único que le faltaba a su colección.
Muy lamentable el incidente cuyo motivo se
aleja bastante de lo que representa la filatelia, una afición que permite ganar
nuevos amigos y colegas por medio del intercambio y de la participación en las
diferentes actividades filatélicas que se organizan.
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