martes, 30 de octubre de 2018

Homenaje filatélico a Menéndez Peláez, orgullo de la aviación latinoamericana



Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012

En 1933 los pilotos españoles Barberán y Collar causaron sensación al hacer el primer vuelo sin escalas Sevilla, España – Camagüey, Cuba.
Por sus orígenes y por su amor a la tierra adoptiva, un piloto hispano  cubano se empeñó en corresponder con esa hazana y de esa forma se convirtió en el primer iberoamericano que llegaba a España piloteando un avión desde América.


Antonio Menéndez Peláez nació en Sevilla,   en 1901 y se graduó de piloto en una academia de Chicago, Estados Unidos, trasladándose posteriormente a Cuba donde alcanzó los grados de Teniente de Navío, como piloto naval.

Su hazaña aérea la hizo en un monomotor Lockheed Sirius, que desarrollaba una velocidad crucero de 140 millas por hora. Era un avión de la Marina de Guerra llamado “4 de septiembre”, en honor de la fecha cuando el entonces sargento taquígrafo Fulgencio Batista diera su primer Golpe de Estado en Cuba  en 1933.
En el salió de la ciudad de Camagüey el 12 de enero   de 1936 para recorrer una ruta que lo llevaría a La Guaira, Georgetown, Puerto España, Belem de Pará, Sao Louis, Natal, Bathurst y Cabo Juby antes de llegar a Sevilla.
El tramo más difícil fue el de Natal, Brasil – Bathurst, Gambia, destino alternativo pues el inicialmente planificado era Dakar, capital de Senegal, al cual no pudo llegar por la carencia de exactos instrumentos de navegación aérea en aquel tiempo.

Luego de 77 horas y 40 minutos de vuelo  y tener que hacer un aterrizaje imprevisto en Cabo Juby (Río de Oro), debido a una tormenta de arena, llegó al aeropuerto sevillano de Tablada, donde fue considerado como héroe.

España le concedió la Cruz Oficial de la Orden de la República. Cuba le confirmaba su ascenso al grado de Primer Teniente del Cuerpo de Aviación y le concedió   las Órdenes al Mérito Naval y Militar, que le serían impuestas por el Presidente de la República a su regreso.

Pero ese no fue el único aporte de este piloto que hizo historia en su época.

Menéndez  Peláez sería    protagonista de otro vuelo trascendental, esta vez conjunto,   aunque no con la misma suerte del anterior.

La Sociedad Colombista Panamericana auspició un vuelo cubano-dominicano para financiar el faro que se construiría en honor a Cristóbal Colón en la República Dominicana.

 Por Cuba  participaron tres aviones Stinson Reliant SR-10, monoplano de ala alta, que recibieron el nombre de “Santa María”, “La Pinta” y “La Niña”, y por la Dominicana participó un Curtiss Wright 19R al cual llamaron “Colón”.

En el “Santa María” viajó Menéndez Peláez como piloto y Manuel Naranjo como mecánico.
El 11 de noviembre de 1937 salieron de República Dominicana para cubrir 53 etapas que los llevaría a todos los países del Caribe, Sudamérica, Centroamérica y los Estados Unidos, regresando al punto de partida.

 Al cubrir la etapa No. 26, el 25 de diciembre de 1937, los sorprendió una tormenta sobre la cuenca del río Cali en Colombia y los aviones cubanos, inferiores técnicamente al Wright dominicano, se incendiaron al tratar de aterrizar, pereciendo todos los tripulantes más un periodista que iba con Menéndez Peláez en el “Santa María”.

Esas hazañas del insigne sevillano-cubano han quedado inmortalizadas en varias emisiones postales hechas por Cuba y por la República Dominicana.

Cuba  recordó el vuelo en solitario Camagüey- Sevilla con la emisión de dos valores para correo aéreo en 1971, debiendo significarse que el valor de 13 centavos refleja el avión en dirección invertida (Sevilla- Camagüey).

En el año 2000, en ocasión del 70 aniversario del correo aéreo nacional, se emitió un sello por valor de 65 centavos el cual presenta al destacado  piloto.

La República Dominicana, por su parte,  emitió en noviembre de 1937 una serie de 8 valores para correo aéreo para  conmemorar el vuelo Pro Faro de Colón.

Los tres modelos de la serie reflejan las carabelas de Colón (valores de 10 centavos  y un peso), los cuatro aviones despegando de República  Dominicana (valores de 15, 25 y 50 centavos) y la silueta de los cuatro aviones sobrevolando el propuesto faro a Colón (valores de 20, 30 y 75 centavos).

Para el 50 aniversario de ese vuelo emitió dos valores para correo ordinario. El de 25 centavos  muestra al Cáp. Frank Félix y su avión, mientras que el de 2 pesos   muestra el mapa del vuelo.

Mientras insertábamos  los materiales postales sobre estos dos vuelos en nuestra colección sobre aviación,  sentimos la angustia del piloto por cumplir su cometido, la incertidumbre por no perderse, el desespero porque la gasolina alcanzara para llegar al destino final y también el interés por rendir homenaje al Gran Navegante.

Al reconstruir sus hazañas y las de otros hombres que también trabajaron en función de unir pueblos, solo nos queda decirle “! Gracias!” y pensar que sí es posible   la construcción de un mundo mejor.




No hay comentarios:

Publicar un comentario