miércoles, 20 de octubre de 2021

Día de la Cultura Cubana, una razón para sentirse agradecido

Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012

Tal vez Perucho Figueredo no se imaginó, aquel 20 de octubre de 1868, cuando desde la montura de su caballo ponía letra a su composición La Bayamesa, que posteriormente se convertiría en el Himno Nacional cubano, que esa acción influiría grandemente en que el 20 de octubre se declarara como Día de la Cultura Nacional en nuestro país.

La filatelia cubana, fundamentalmente después de 1959, ha reflejado en todas sus emisiones postales (sellos, tarjetas y sobres prepagados, aerogramas, cancelaciones especiales) múltiples elementos del desarrollo de nuestra cultura, desde los indígenas que habitaban nuestro archipiélago y fueron exterminados por los colonialistas españoles, hasta nuestros días.

Así podemos ver manifestaciones diversas de la plástica y de los principales museos del país; músicos, compositores, directores de orquestas, instrumentos musicales; diversas manifestaciones de la danza y en especial de la Escuela Cubana de Ballet; actrices y actores destacados de teatro, televisión y cine; obras insignes de nuestra arquitectura e ingeniería; tradiciones populares; desarrollo de la fotografía y de la filatelia, así como momentos importantes del acontecer histórico y mundial muy vinculados a la cultura de nuestro pueblo.

Este año, la jornada por el Día de la Cultura Cubana, se dedica al aniversario 120 de nuestra Biblioteca Nacional José Martí. 

Salvo razones específicas, no es común seleccionar la biblioteca central de un país o ciudad cuando se le visita. Sin embargo, al igual que muchos otros lugares de esta Habana de todos, la historia de nuestra Biblioteca Nacional y lo que atesora la misma ameritan que se conozca un poco más de cerca por quienes seleccionan a la capital cubana como escala en sus viajes nacionales o extranjeros.

Esta biblioteca encuentra sus antecedentes en las similares públicas y privadas existentes en el siglo XVIII, lo que permite que en nuestra biblioteca nacional se puedan encontrar los originales de las Lecciones de Filosofía, de Félix Varela, el hombre que nos enseñó a pensar, como así lo conocemos.

Luego tuvimos la biblioteca pública de la Sociedad Económica de Amigos del País, que para inicios del pasado siglo XX ya contaba con un aceptable fondo bibliográfico.

Y nuestra Biblioteca Nacional ve la luz el 18 de octubre de 1901 por decisión del gobierno interventor estadounidense, en el Castillo de la Real Fuerza, por encontrarse en ese lugar el Archivo General de la nación. 

Su primer director, Domingo Figarola Caneda, donó su colección personal de más de tres mil volúmenes, dando pie a que lo mejor de nuestra intelectualidad hiciera algo similar.

Traslado de sede, materiales destruidos por un incendio, abandono gubernamental y preocupación de cubanos dignos que fundan en 1936 la Sociedad Amigos de la Biblioteca Nacional. 

Años de esfuerzos y sacrificios que culminan en 1952 con los fondos disponibles para comprar el terreno, aledaño a la Plaza Cívica (hoy Plaza de la Revolución José Martí), a fin de construir la biblioteca que es entregada en 1957 ya con el nombre de Biblioteca Nacional José Martí, a propuesta de Don Fernando Ortiz, el llamado tercer descubridor de nuestro país.

A partir de 1959 se prioriza el trabajo de esta biblioteca hasta llegar a nuestros días como la principal depositaria de tesoro patrimonial bibliográfico, documental, artístico y sonoro del país.

Quienes visiten la Plaza de la Revolución José Martí y encuentren un tiempo para llegar a esta biblioteca no lamentarán haberlo hecho y se llevarán un grato recuerdo de La Habana. 

También la jornada se dedica a ese eminente intelectual cubano estudioso de la obra martiana, Cintio Vitier. Fue el responsable de la edición crítica de las Obras Completas de José Martí en el Centro de Estudios Martianos del cual fue su presidente honorario hasta su fallecimiento el primero de octubre de 2009.

Cintio también hizo la edición crítica de la Poesía completa de Martí, del Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa, y de las Poesías, de Juana Borrero. 

Luego de su jubilación, formó parte del Consejo Asesor del Centro de Estudios Martianos, centro que fue inaugurado el 19 de julio de 1977 con el objetivo de promover y patrocinar estudios e investigaciones sobre la vida, obra y pensamiento del Apóstol de nuestra independencia. Hasta 1982 ocupó un espacio en la Biblioteca Nacional de Cuba.

El 3 de febrero de ese año fue instalado en la sede que ocupa hoy, en el llamado Vedado capitalino, la cual tiene una gran relevancia pues fue la residencia desde su boda del hijo de José Martí, José Francisco. 

Además de sentirnos felices y orgullosos por el desarrollo de nuestra cultura cubana, también nos sentimos por el acompañamiento que la filatelia le ha dado a la misma, partiendo de la base que sin cultura no hay país.

Pero en nuestro caso, y particularmente ahora por los ataques que a diario se realizan contra nuestra cultura, la nuestra es la que surgió con los indígenas cubanos, se vio enriquecida con el aporte de los esclavos africanos, los culíes chinos y los buenos españoles que ayudaron a formar la nacionalidad cubana y posteriormente por el aporte popular y de aquellas mujeres y hombres que durante las diferentes etapas históricas por las que ha atravesado nuestro país pertenecen al grupo de los aman y fundan y no de los que odian y destruyen.

A 60 años de las palabras de nuestro Comandante en Jefe a los intelectuales y de la creación de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) nada más honroso que mantener esta actitud ante la vida.

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