El coleccionismo es la afición que tienen muchas personas de reunir objetos y otras cosas asociadas por tipos o géneros y ordenarlos teniendo en cuenta uno o varios criterios.
Entre los objetos coleccionables más conocidos están las obras de arte, las especies postales (filatelia) y las monedas (numismática). Pero casi cualquier tipo de cosas se puede coleccionar. Así encontramos quienes atesoran bolígrafos; cajetillas de cigarros o de fósforos; etiquetas de ropas, de perfumes o de bebidas; mariposas; rocas; almanaques, y hasta automóviles.
Hay colecciones sui géneris, como la de un amigo, que acumulaba chistes, así como usted lo lee… chistes. Los guardaba en su memoria y en una libretica solo apuntaba, a manera de referencia, una frase de cada chascarrillo. Debo decir que muchos de aquellos chistes eran “verdes”, por lo que, de anotarlos completos, pudiera haber confrontado algún que otro problema.
Otros coleccionan revistas, historietas, tarjetas postales, llaves, caracoles, conchas, cactus y hasta frases célebres. En fin…
Es necesario alertar acerca del daño que se puede causar a la naturaleza cuando se coleccionan plantas o animales que son extraídos del medio natural sin el adecuado cuidado.
Coleccionar no es amontonar cosas, deben catalogarse y ordenarse. Además un coleccionista que se respete investiga acerca de cada pieza y así esa afición deviene valiosa fuente de conocimientos.
Por eso en la descripción más simple de lo que es la filatelia se dice que es el coleccionismo y estudio de sellos y elementos postales.
Yo tengo bolígrafos y almanaques de bolsillo, y durante un tiempo que trabajé en una tienda por departamentos empecé a guardar etiquetas de ropas, solo las que se desprendían accidentalmente. Pero debo confesar que ninguna de esas “colecciones” está ordenada y mucho menos he investigado sobre ellas.
Al principio de esta nota definí al coleccionismo como la afición que tienen muchas personas de reunir objetos, pero debo rectificar pues creo que casi todas las personas llevan un coleccionista dentro, solo que algunos no lo han dejado expresarse. Entonces, amigo o amiga que ha tenido la paciencia de leer estas líneas, no se reprima, busque en su interior y encuentre qué clase de cosas le gustaría guardar, y regálese ese placer, aunque, por falta de tiempo o de habilidades, se convierta en un coleccionista desorganizado como yo.
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