Por: Víctor Falcón, Asociado del
Círculo Filatélico del Cerro
Y,
efectivamente, también en nuestro país tenemos varios árboles cuya historia es
muy interesante y por eso, para concluir nuestra serie sobre el tema, les
presentamos los mismos.

En
marzo de 1866 Carlos Manuel de Céspedes compró este ingenio, con todas sus
dependencias y esclavos. Posteriormente en este mismo lugar, el propio Carlos
Manuel de Céspedes inició la lucha contra España el 10 de octubre de 1868,
declarando la Independencia
de nuestra Patria. El 17 de octubre de 1868 las partes fundamentales de la
finca: el ingenio, la hacienda y el barracón, fueron destruidos producto de la
represalia del gobierno español. El ingenio fue convertido ese día, en la
primera propiedad cubana destruida durante la Guerra Grande y
queda en gran estado de abandono y deterioro; pero la sabia naturaleza se encargaba
de hacer el milagro.
El
Ingenio de Céspedes, convertido en ruinas, abandonado y olvidado por muchos,
vio nacer un árbol de forma espontánea, que con el tiempo haría posible:
atrapar con sus poderosas raíces “trepadoras”,
la rueda matriz o dentada de la fábrica, la voladora y la parte de la
máquina de vapor que luego de la destrucción, quedarían en el mismo lugar donde
antes estaban enclavados (la casa de máquinas o casa de moliendas).
Se
trata de un majestuoso Jagüey, que falleció alrededor del año 1998 a pesar de muchos
esfuerzos que se hicieron para su salvación: fumigaciones, cirugías vegetales,
múltiples baños. El intento fue infructuoso porque un hongo lo impidió. Sin
embargo, parece ser que el “Jagüey Padre” daría a su lado un hijo, porque el
Jagüey que hoy al igual del ya fallecido, está en el mismo lugar, mantiene una
total vitalidad, de la misma manera que custodia también con sus fuertes raíces
y tronco las piezas originales y las ruinas constructivas del ingenio para los
que visitan hoy y vendrán mañana a este lugar sagrado, a este “ALTAR DE LA PATRIA”.
Este
sitio perteneciente a Manzanillo, Granma, convertido en el actual Museo-Parque
Nacional La Demajagua,
fue declarado Monumento Nacional el 6 de junio de 1978, siendo valorado como
uno de los sitios de mayor relevancia de Cuba.

Pero
hay más en esta maravillosa historia de árboles cubanos y este sitio,. Les
cuento, que antes de su viaje al espacio en septiembre de 1980, el cubano
Arnaldo Tamayo Méndez, primer cosmonauta de América Latina, acudió a La Demajagua y tomó tierra
del lugar, con las cuales anduvo por el espacio el tiempo que duró su misión.
Al regreso, abrió un hueco en un sitio del actual Museo-Parque Nacional, plantó
una Palma Real y tapó parte del agujero con esa tierra que había llevado al
cosmos. En la actualidad la
Palma tiene 33 años de edad y crece altiva con frutos
excelentes.
Mangos de Baraguá. En este lugar donde se encuentra la
actual provincia de Santiago de Cuba, ocurrieron acontecimientos importantes de
las Guerras de Independencia de Cuba. Bajo la sombra de los Mangos, los cubanos
condenaron el Pacto del Zanjón, que había logrado España con los cubanos que se
cansaron de luchar durante diez años por la independencia de Cuba.
El
llamado “Titán de Bronce”, General Antonio Maceo Grajales, con el hecho conocido como la Protesta de Baraguá,
representó a los cubanos que expresaron sus deseos de continuar la guerra hasta
lograr la total independencia; también desde este lugar se integró la Columna Invasora
de Gómez y Maceo que partió hacia Occidente para extender la Guerra de 1895.
Más
reciente en la historia, en el año 2000, cuando el pueblo cubano era objeto de
continuas agresiones, se proclamó allí “El Juramento de Baraguá”. Comenzó así
una nueva etapa de la lucha: La
Batalla de Ideas. Es sitio histórico declarado Monumento
Nacional. Decir en Cuba

Ceiba
del templete. Este
árbol se encuentra en el Casco Histórico de la Habana. Se cree que en
este lugar, bajo la sombra de una Ceiba, se celebró la primera misa en honor a
la fundación de la Villa
de San Cristóbal de La Habana
en 1519.
A mediados del siglo XVIII murió esta
primera Ceiba. La segunda Ceiba sembrada, fue asentada allí por el gobernador
Francisco Cajigal de la Vega
en el año 1754 al morir la original, la actual fue sembrada en el año 1960 por
lo que tiene más de cincuenta años y es la séptima que allí se planta.
La población habanera ha convertido en
tradición acudir cada 16 de noviembre, fecha en que fue fundada la ciudad, a
dar tres vueltas alrededor de la Ceiba. Se
hacen allí largas colas para cumplimentar esta ceremonia que consiste en dar
tres vueltas y echar una moneda a sus raíces y en silencio formular un deseo.
La filatelia lo ha reflejado con los
siguientes sellos: Cuba 1985, serie de 5 valores dedicada a La Habana Vieja Patrimonio de la Humanidad, donde el
valor de 50 centavos muestra el Templete y a la izquierda la Ceiba; Cuba 2004, serie de 3
valores dedicada al 485 Aniversario de la Fundación de la Villa de San Cristóbal de la Habana donde el sello de 15
centavos muestra el Templete con la
Ceiba a su derecha.
Árbol de la Fraternidad
Americana.
La celebración en la Habana
de la VI Conferencia
Panamericana, sirvió de pretexto para cambiar el nombre definitivamente al
antiguo Campo de Marte por el de Plaza de la Fraternidad Americana,
pues en su parcela mayor se sembró el Árbol de la Fraternidad Americana,
una Ceiba de la cual existen dos historias, una dice que: El ejemplar
seleccionado tenía unos pocos años de germinado en las tierras del cercano
poblado de San Antonio de los Baños, donde una humilde familia lo sembró para
celebrar el nacimiento del primer hijo varón.
La
otra versión dice que nació con la
República, el 20 de mayo de 1902, en el barrio citadino de El
Cerro. Se abonó con tierra y agua de los ríos de las más de 20 naciones
americanas que participaban en la conferencia. Por ejemplo: Venezuela trajo
tierra del jardín de la casa natal del Libertador; Panamá del lugar donde
Bolívar convocó al Primer Congreso Panamericano; Ecuador de las faldas del
Pichincha, cuya batalla decidió su independencia y la del Perú; Bolivia envió
tierras de la Villa
Imperial del Potosí; Colombia de los Jardines de San Carlos
donde el Libertador residía como presidente de aquella república; Estados
Unidos de Mount Vernon, lugar donde vivió y murió George Washington libertador
de las colonias británicas en Norteamérica; Argentina extrajo las tierras de la Plaza de Mayo donde
proclamaron la
Independencia; Chile de los campos gloriosos de Maipú;
República Dominicana envió las tierras de Baní, donde naciera Máximo Gómez;
mientras que Cuba regó tierra del ingenio La Demajagua donde Carlos
Manuel de Céspedes dio el primer grito de libertad.
El
árbol de la Fraternidad
fue rodeado por una reja monumental coronada con los escudos de los diferentes
países. La base de la misma está conformada por bloques de mármol procedentes
de la Isla de la Juventud y en unos de
ellos hay un nicho que guarda el cofre con el acta de la ceremonia. En el borde
superior de la reja se puede leer la frase martiana: “Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en
cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes. Los pueblos no se
unen sino con lazos de amistad, de fraternidad y de amor”.
La
filatelia lo ha reflejado con esta emisión de Cuba 1942, serie de 5 valores
diferentes dedicada al Espíritu de Democracia en las Américas, donde el valor
de 10 centavos representa al Árbol de la Fraternidad Americana.
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